viernes, diciembre 26, 2008

Instituto Mexicano del Sonido - Méjico Máxico (2006)

Desde el momento en que la clase en sí es clase para Sí, Sí se torna en humano poderoso, prestidigitador de los pasos de otros, rey que dispone de voluntades individuales ajenas. Pero mas acá de ello, en SI, la clase no es otra cosa que un anagrama de “selac”, “cesal” o “lasec”; palabras ellas –todas- que designan todo lo que se supone. Entonces suponer que selac, en tanto proceso, conlleva en sí el germen de su propia destrucción suena tan coherente como establecer que cesal será lo naciente de este devenir dialéctico. La coherencia es menos una necesidad del discurso que un camino corto hacia un lugar conocido. En otras palabras, el suelo que pisamos es siempre el mismo si los pies visten idéntico par de zapatos para andarlo. Todo el tiempo es all the time.


A nadie importa ya que “Anita lava la tina” o lo que le daba el abad a la zorra. Son cosas muertas como la naturaleza que existe en esa foto del Hyde Park. Forzosos juegos de palabras que no llevan más que a preguntarse por otras frases de semejante pelafustanería.


Pero así serán las cuestiones que dominan la mente humana mientras crónica se ría de crónica y no sea ensayo quien se ría de ensayo ni relato el que haga lo propio con sí mísmo. Crónica posee los medios de producción de la risa de todas las nomenclaturas de las formas literarias contra sí mismas; esos elementos le pertenecen y le son propios. De ello se extrae que esas otras formas “libres y despojadas de aquellos medios de producción” existan sólo para ser solemnes y amargadas, viéndose así privadas de la variante más elevada de la inteligencia existencial: el humor.


Por ello, y contra esto, es mejor refugiarse en citas como las siguientes:

“Mientras sigamos pensando que el pez muere por la boca y no por la acción de un crestiano a quien se le ha ocurrido sacarlo del agua para comerlo, estaremos visitando siempre los mismos lugares.”

“Siempre que al domingo le suceda un lunes, al lunes un martes y el miércoles surja después de ese martes, -entonces- el viernes vendrá antecedido por un jueves sólo para hacerle camino al sábado que lo aplasta. Establecida así una semana ordenada, eslabonados sus elementos de forma sucesiva y anti-azarosa quedan suprimidas combinaciones potencialmente revolucionarias ¿Quién le habrá negado al lunes su matrimonio con el jueves? ¿Cuál es el ente cuyo capricho le ha impedido al miércoles dormirse para despertarse sábado? Los días se ven condenados a saber que para Hoy, Ayer y Mañana son siempre los mismos, viejos conocidos a los que tampoco logra conocer del todo; el domingo sólo sabe del sábado cuando éste se duerme y jamás conocerá como luce el lunes a la noche…”


Las citas anteriores jamás tendrán acceso al nervio que despierta la risa en una hiena pero menos harán por aquel que ha leído hasta este punto final ==> .


(De fondo suena “Mexican Institute of Sound”, el disco Méjico Máxico mas precisamente, música electrónica se podría decir, pero que no aturde. Una definición de cara interna contra el segundo palo sería decir que suena al jueves después del martes, al cuento que se ríe del cuento, al palíndromo más palíndromo de todos. Es la misma música que escuchó Engels el momento en que decidió comprar euros ante la noticia que leyó en un blog acerca de la próxima desaparición del dólar. Es el único disco que Milton Friedman llevaba en su I-Pod mientras salía a realizar graffitis de la cara del Che. En suma, una mezcla de sonidos para ambientar escenarios más que posibles.)