Si, acaso, Macedonio fuera el Sócrates de Borges, Graciela aún seguiría inmóvil ante la indecisión que le generaba optar por alguna de las direcciones que se le ofrecían en su jardín, allí donde se bifurca el sendero que conduce a su pileta de agua Perrier. Si, entonces, esa imagen fuera la escena final de su última (y taquillera) película a punto de estrenarse, Juan Cruz “el francesino” –también conocido como su hijo- usufructuaría la situación para disparar flashes a mansalva en busca de un manantial de imágenes para exponer luego en algún evento palermitonto. En tren de potenciales, el director del film sería, quizás, un vulgar actor de reparto cuya participación sería lograda a cambio de futuros remordimientos mientras que el cerebro mágico detrás del verdadero relato audiovisual se concentraría en concretar su última opera prima.
“Borges, um wing timorato”, el no-film, fue la excusa óptima para que el director brasileño Nilmar Post Carioca posara su aguda mirada en la vida y obra del mencionado dandy “portegnò”. El realizador paulista ha logrado originar en celuloide una verdadera miopía en la observación del gesto a-cerebral del humano. “Johnny Cross, um rapaz zagasnapo” nos introduce en las andanzas de un niño hombre dentro de un set de filmación. La lente de la cámara-espía desnuda la estructura psíquica de un ser obsesionado con plasmar su desbordante sensibilidad en todo momento y lugar, un ente preocupado por imprimir su sello arty en cualquier elemento que cruce su errante camino. Es así como, por citar algunos ejemplos, se nos muestra a Jay Cross incursionando en el body painting sobre el cuerpo de una sobreprotectora progenitora -la suya mesma-, amasando unos croissants de plastilina –que luego comerá- o dibujando anguilas erguidas en unos guantes de arquero. Con todo, vale decir que el final está al terminar la película.
Nilmar P. Carioca, declarado amante del samba, encargó la banda sonora de su opus a la dupla “…do mineiro Dudu Nicácio com o carioca Rodrigo Braga.”. Ante su negativa, decidió recurrir a descargar su disco en formato mp3 para adherir sus bonitas canciones a la historia. Quedaron piponas, un chiche.
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